¿Tuvimos un hijo

Capitulo 103



Capitulo 103

–Regresa tú primero. Yo todavía tengo trabajo por hacer –– continuó Elías. Helen lo miraba con anhelo, pues ella iría llena de felicidad y anticipación en las veces q ue iría a visitarlo, pero siempre saldría decepcionada. Al recordar como él fue al rescate de Anastasia si n pensarlo dos veces, sintió como si no hubiera alguien que fuera más importante para el que esa mujer.

Mientras tanto, Anastasia regresó a su oficina, pero sin tener la más mínima inspiración. Ella se sentía fastidiada por algo que la impedía trabajar, pero no podía averiguar a qué se debía. En ese instante, una persona salió del elevador y no era más que Migu el en persona. Él estaba a punto de ir a la oficina de Anastasia cuando se i encontró con Alexis; ella le sonrió de inmediato y lo saludó tan pron to como lo vio.

–Hola, guapo. ¿Viniste buscando a Anastasia?

–Sí. ¿Ella se encuentra en su oficina?

– Guapo, permiteme que te dé un consejo; la relación de Anastasia con nuestro jefe es un poco sospecho sa. Deberás tener cuidado porque tú eres su novio. El apuesto rostro de Miguel se petrificó mientras hab laba con Alexis.

– Dime, ¿qué clase de relación atroz tiene Anastasia con tu jefe?

Ella apuntó al instante hacia la bodega desierta.

–Hablaremos allá. – Miguel la siguió hacia donde apuntó por mera curiosidad. Ella lo miró con brevedad con un aspecto de l ástima cuando dijoOriginal from NôvelDrama.Org.

—: Guapo, puede que no sepas esto, pero Anastasia se unió a una competencia de joyería y nuestra empresa tiene preparado un premio en efectivo de un millón para el ganador.

Miguel había escuchado que Anastasia lo mencionara y era algo similar a lo que describía.

–Tu novia tiene intencionado ganarse ese premio, por lo que está haciendo todo lo posible por complacer a nuestro jefe. Ellos estuvieron coqueteando en la oficina e incluso ha salido a citas con e l con bastante regularidad. Ellos se comportaban con mucha intimidad, pero solo te estoy diciendo esto porque yo ya n o lo puedo soportar. Guapo, debes tener cuidado en la situación que te quiten a tu novia. – Alexis sintió que todo eso era demasiado injusto mientras que miraba un poco al rostro apuesto de Migu el.

«¿Dónde fue que Anastasia encontró a un novio tan atractivo?».

Miguel salió de la bodega y fue directo a la oficina de Anastasia; ella seguía ocupada con los pensamientos que la molestaban cuando vio que Miguel entró de la nada, por lo que quedó congelada por unos segundos.

– Miguel, ¿qué te trae por aquí? — Anastasia sonrió mientras se paraba para darle la bienvenida. Él la miró, pero aún era incapaz de creer l o que había presenciado ese día; le sonrió.

–No mucho, simplemente considere que podía venir a verte.

–¿Tienes tiempo mañana? Te puedo invitar a comer. – Ella todavía se sentia culpable por haber cancelado sus planes con él para ese día.

– Anastasia, justo acabo de escuchar ciertos rumores en la oficina. Se trata de ti y mi primo – dijo Miguel sin titubear y ella se puso nerviosa.

–¿Qué fue lo que escuchaste?

–Se dice que sedujiste a mi primo para ganar la competencia de joyeria. ¿Es eso cierto?

— ¿Qué están diciendo esas personas? Como podría hacer tal cosa? — Anastasia consideró que eso era r idiculo; por supuesto que no iba a cortejar a Elías con la única intención de ganar el premio.

––Con total sinceridad, me estás diciendo que no tienes ese tipo de ideas con mi primo? – Miguel fijo su mirada seria sobre ella cuando pregunto, por lo que Anastasia respondio sin pensarlo dos veces:

– Claro que no! Lo único que soy es su subordinada. — Él se mordió sus labios delgados para luego volv er a preguntarle:

–Entonces, ¿tú en verdad estabas almorzando en la empresa durante esta tarde?

–Yo… no lo estaba. Le invité el almuerzo a otra persona. Le debía mucho, por lo que debia darle algo. – Anastasia fue honesta en ese momento porque no era capaz de mentir cuando miraba a los ojos puros de Miguel.

– Asi que, ia donde lo llevaste a almorzar?

–A casa, yo cocine para el. – Ella no le quería mentir, por lo que le dijo la verdad.

–Por que no fuiste a comer a algún lado? ¿Fue tan necesario que fueras a casa a cocinar? – pregunto Miguel

–Anastasia, justo acabo de escuchar ciertos rumores en la oficina. Se trata de ti y mi primo – dijo Miguel sin titubear y ella se puso nerviosa.

–¿Qué fue lo que escuchaste?

–Se dice que sedujiste a mi primo para ganar la competencia de joyería. ¿Es eso cierto?

–¿Qué están diciendo esas personas? ¿Cómo podría hacer tal cosa? – Anastasia consideró que eso era ridículo; por supuesto que no iba a cortejar a Elías con la única intención de ganar el premio.

– Con total sinceridad, ime estás diciendo que no tienes ese tipo de ideas con mi primo? – Miguel fijó su mirada seria sobre ella cuando preguntó, por lo que Anastasia respondió sin pensarlo dos v

–¡Claro que no! Lo único que soy es su subordinada. — Él se mordió sus labios delgados para luego volver a preguntarle:

–Entonces, ¿tú en verdad estabas almorzando en la empresa durante esta tarde?

–Yo… no lo estaba. Le invité el almuerzo a otra persona. Le debía mucho, por lo que debía darle algo. – Anastasia fue honesta en ese momento porque no era capaz de mentir cuando miraba a los ojos puros d

–Así que, ¿a dónde lo llevaste a almorzar?

–A casa, yo cociné para él. —Ella no le quería mentir, por lo que le dijo la verdad.

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–¿Por qué no fuiste a comer a algún lado? ¿Fue tan necesario que fueras a casa a cocinar? – preguntó Miguel.

–Supongo que él pensó que mi manera de cocinar era buena – respondió Anastasia sin pensar mucho al respecto. En ese momento, él se percató de algo al instante po intentando conquistarla a su propia manera!

–¿Quieres un poco de café? — le preguntó Anastasia.

–No gracias. Me iré por un rato para solucionar algo. – Con eso último, Miguel se fue de inmediato y dejándola confundida

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