Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 63



Chapter 63

Ya no soy su esposa.

El chófer se detuvo en el aeropuerto privado donde esperaba el Jet privado de mi padre, listo para llevarnos de nuevo a Paris, mi

hogar.

Abby, Maga, Tristán y yo, fuimos los últimos en llegar, pues mi amiga quiso ir por el camino más largo para darle un último vistazo a

las calles de New York, pues era incierto cuando volveria a visitar la ciudad, ya que al volver, estariamos sumamente ocupados en el

proyecto de colaboración.

Maga, quien estaba en el asiento de copiloto, fue la primera en bajar de la camioneta y tomó las cosas de Tristán antes de alejarse.

Abby y yo tardamos en bajar, pues mi amiga se estaba retocando el maquillaje y me pidió que la esperara, mientras hablaba sin cesar

sobre lo frio e indiferente que es Vincent con ella, desde que ella se atrevió a besarlo, él no volvió a dirigirle la palabra, a menos que fuera

para temas relevantes, lo cual se resumia a un par de ocasiones en el que le preguntó sobre algunos documentos de la empresa.

Tu dime, eres su prima, lo conoces mejor, ¿por qué me rechaza? Acaso no le gusto, ¿soy tan horrible para él? Digame Tony, ¿soy

horrible? -Abby le preguntó directamente al chofer sobre su apariencia y el hombre de mediana edad la miró por el retrovisor ocultando NôvelDrama.Org copyrighted © content.

una sonrisa divertida, este negó con su cabeza.

-Por supuesto que no Srta. Dubois, es usted muy guapa, cualquiera pondria los ojos en usted. -Tony le dio unas palabras de

aliento a Abby, pero eso no fue suficiente para ella, su mala expresión seguia opacando aquel rostro alegre de siempre.

-Cualquiera menos el ogro Lefevbre. En fin, gracias por tu sinceridad, Tony, espero verte de nuevo en un futuro. -Abby se despidió

del chófer y salió del auto después de recuperar su habitual sonrisa.

Por mi parte, me despedi y le agradeci por sus servicios, bajé junto a Tristán y caminé tomando su pequeña mano para que caminara

conmigo.

No vi a nadie más que a Paul y Vincent afuera del jet, por lo que supuse que el resto ya estaban en sus asientos.

Ambos hombres tenian el rostro hosco y al parecer no se dirigieron la palabra, el ambiente estaba tan tenso y sabia que era porque

Vincent estaba queriendo enfrentar a Paul, pero no podia hacer nada, lo mejor era quedarse callado y evitando la más minimal

comunicación con él.

Abby llegó primero hasta ellos y luego de saludar a Paul e ignorar épicamente a Vincent, subió al avión como si se tratase de una

celebridad, me tragué la risa que estaba por salir, al igual que la rabia que estaba sintiendo en este momento por todo mi cuerpo, al

tener a Paul a metros de mi como si no hubiese hecho algo tan cruel y perverso.

Aún asi, no demostré que sabia más de lo que él pensaba y lo saludé después de que le regaló una sonrisa a Tristán, antes de tomarlo

en sus brazos.

Paul.

Lo siento por la tardanza, ¿falta alguien? -le pregunté a Vincent, quien se acercó a mi de manera protectora después de saludar a

Solo faltaban ustedes, de hecho adentro están… -Paul fue quien respondió por Vincent y lo interrumpi antes de que siguiera

hablando, me sentia fastidiada con solo escucharle.

-¿Qué esperan? Entremos. -tomé el pequeño cuerpo de Tristán para quitarlo de sus brazos, no era cómodo para mi que Paul lo

tuviera ni por un minuto, mucho menos que entrara al avión con él, sin embargo, Tristán se negó a volver conmigo y se aferró con sus

pequeños brazos al cuello de Paul.

Mamá, voy con Papaul.-la voz infantil de mi hijo me dejó helada, ya no me parecia tierno ni nada que se le parezca que él lo

llamara de esa manera.

Antes de que pudiera negarme, Vincent extendió su mano señalando la entrada del avión a Paul.

Siga, siga.miré a Vincent con incredulidad y me guiñó un ojo como para que guardara la calma, lo que me pareció imposible, pero Paul subió tan rápido al Jet que no me dio tiempo de negarme.

¿Qué estás haciendo? ¿Se te ha olvidado con quién está mi hijo?-le dije entre molesta y preocupada, Vincent parecia tan imperturbable, incluso una sonrisa de medio lado adorno su rostro.

– Primero, Paul no tendrá oportunidad de hacerle algún daño a Tristán en el Jet, y segundo, quiero comprobar con mis propios ojos, qué tanto influye la paternidad y si es digno de estar en el mismo Jet que nosotros. -después de decir aquello, no pude estar más

confundida que en ese momento. No entendia a qué se refería con lo de la paternidad. ¿Acaso cree que voy a dejar que Paul haga un papel de padre? Se ha vuelto loco. Nunca. -Sube, estamos atrasados.

Vincent me hizo avanzar, sin darme oportunidad de hablar y hacer las respectivas preguntas.

Te volviste completamente loco, él no es el padre de mi hijo, cómo crees que va a influir una paternidad que no existe ni existirà. Ni en sus sueños. No permitiré que mi hijo se quedé en sus brazos ni un segundo más y… -no dejé de quejarme ni un segundo mientras subia al Jet, pero mis palabras quedaron en el aire, sin creer lo que mis ojos estaban viendo.

De un momento a otro, le encontré sentido a las palabras de Vincent y entendi porque permitió que Paul se llevara a mi hijo como si no fuera un problema, como si no tuviéramos suficientes sospechas

sobre él.

Mi cuerpo se congeló y senti que mis piernas flaqueaban al ver un par de ojos color miel que miraban con desprecio y rabia a Paul. Miré a mi primo sobre mi hombro, queria saber si él estaba viendo lo mismo que yo o si el dolor persistente de cabeza me estaba haciendo alucinar, pero su sonrisa y mirada de satisfacción, me daban a entender que no, no era una alucinación.

-¿Quién eres tú para decirme que hacer con Tristán? -Paul preguntó a mitad de camino, dónde se habia detenido gracias a que el robusto cuerpo con traje costoso e impecable estaba impidiendo que diera una paso más.

Creo que no nos han presentado antes. Soy el padre de Tristán, ahora suéltalo. -su voz gélida me causó un escalofrio que me recorrió de pie a cabeza.

Cualquiera podria sentirse realmente intimidado, como si fuera una sentencia de muerte, sin embargo, Paul permaneció impasible, como si no le importara en lo absoluto que Alexander estuviera frente a él, demostrando su lado de padre sobreprotector, y sin importarle que todos estaban de pie observando la escena sin saber que decir o qué hacer.

¿Qué hacia Alexander Lancaster aqui?

Papau, él es papå Ales. -la tierna voz de Tristán fue lo único que pudo disminuir solo un poco el ambiente de tensión que se habia

formado.

Tristán era el único que no se daba cuenta del enfrentamiento de ambos hombres y mucho menos fue consciente de lo mal que Alexander tomó la manera en la que llamaba a Paul, aunque era el modo en el que Tristán se acostumbró a llamarlo desde el momento que comenzó a hablar.

Antes de que la disputa siguiera, me acerqué a la espalda de Paul y luego de tocar su hombro, le hice una seña para que me diera a mi hijo, lo que menos queria era que presenciara tan bochornosa escena en la que lo estaban involucrando.

-Paul, no hace falta que te molestes en llevar a Tristán. -le dije en voz baja cuando lo tuve en mis brazos y Paul ocultó su sorpresa por mis palabras, antes de lanzarle una mirada de odio a Alexander.

– Está bien, Sari. No quiero ocasionar problemas, estaré en mi asiento por si necesitas algo. -Paul habló como si hace un momento no hubiese tomado adrede a Tristán para subir al Jet y provocar a Alexander, esa era su intención, lo supe cuando vi tal enfrentamiento.

No respondi a sus palabras, aún asi, dejó un beso en mi cabeza y se sentó en los primeros asientos, lejos de todos, dejando el

ambiente tenso.

Volvi la mirada a Alexander que ahora estaba frente a mi, su mirada era indescifrable, sus ojos miel tenian cierto brillo, pero podia notar que seguía alterado al ver a Paul con nuestro hijo, detrás de él estaban mis padres, Abby, Jack, Maga e incluso Cristina, la asistente de Alexander, y Julián Ferrer, que hasta ahora me daba cuenta de su sorpresiva presencia en el Jet.

Alexander abrió la boca para hablar, pero interrumpi cualquier cosa que estaba por decir.

-Sr. Lancaster, ¿qué hace usted aqui?-pregunté con indiferencia y solte a Tristán cuando abalanzó su pequeño cuerpo hacia Alexander y este to recibió con gusto, antes de corresponder el elusivo abrazo de su hijo.

Aquella escena logró conmoverme, pero lo oculté tras mi rostro inexpresivo.

Buenos dias, Sarah. Lamento lo ocurrido…

Hija, yo les he pedido a ambos representantes de marca que vinieran con nosotros, son nuestros invitados. -mi padre dio un paso hacia adelante, interrumpiendo las palabras de Alexander.

Enarqué una de mis cejas, pues no estaba enterada del asunto, ni siquiera Vincent me lo dijo, aunque hizo referencia de ello hace unos minutos y sospechaba que era lo que Paul queria decirme cuando llegué pero no lo quise escuchar un segundo más.

Miré a Julián que estaba de pie inexpresivo y me senti avergonzada porque presenció una escena que hubiese podido evitar de

haber estado informada de esto.

-Buenos dias, Sr. Ferrer, le pido una disculpa por lo ocurrido, espero que se sienta agusto.-saludé al hombre bien vestido, ignorando solo un poco a Alexander, y me regaló una sonrisa sin mostrar sus dientes.

– Buenos dias, Sra. Doinel. Puede estar tranquila, me siento muy agusto. -no sabia si lo dijo con sarcasmo o si lo decia en serio, pues siempre tenia la misma expresión, no se sabia si estaba enojado o todo lo contrario.

Bueno, tomen asiento, ya nos hemos atrasado lo suficiente. -dije para que todos volvieran a sus asientos y dejarán de mirarnos como si estuvieran esperando que ocurriera algo más.

Me giré para encontrarme con Vincent y le pedi que se quedara un momento con Tristán, él aceptó y lo aparto de los brazos de Alexander con una sonrisa casi inexistente, luego se sentó junto a Maga.

Alexander seguia de pie, sin moverse ni un poco y le hice una seña con mi cabeza para que me siguiera lejos de todos, dónde nadie pudiera escucharnos.

Cuando me detuve, giré sobre mis talones y lo miré con cara de pocos amigos.

-Espero que ahora si pueda decirme con sus propias palabras, qué hace aqui, Sr. Lancaster. -le solté la pregunta en voz baja, sin esperar que terminara de llegar.

-El Sr. Doinel ya lo ha dicho, nos ha invitado de último momento para llegar juntos a Paris, está entusiasmado con enseñarnos las instalaciones y darnos los primeros detalles del proyecto, de no ser asi, ¿cree usted que llegaria sin invitación, al igual que el Sr. Ferrer? se explicó pacificamente, con un tono más amable que el que usó con Paul.

No pude evitar sentirme irritada con mi padre por hacer tal cosa sin antes informarme, estaba siendo muy generoso con mi exesposo, y sabia que la invitación a Julián no era más que para estar preparado en el momento que yo preguntara por la presencia de Alexander.

Había algo más que no me querian decir.

-¿Qué ha hablado con mi padre? Porque él no es de las personas que puede dar su brazo a torcer y mucho menos con usted. – repliqué molesta pero tranquila. -¿Acaso no podia tomar un vuelo por su parte y encontrarse con mi padre? ¿No era cierto que iba usted. a mudarse a Paris? -Alexander esbozó una sonrisa al escuchar mis preguntas y miró hacia los asientos antes de mirarme como si le

causara gracia. -¿Se está burlando de mi, Sr. Lancaster?

-¿Por qué estás tan molesta? ¿No puedes soportar mi presencia por unas horas? ¿Qué te hace pensar que no cumpliré con mi

palabra? Por si quieres saber, una vez que esté en Paris, no volveré a New York a menos que surja una emergencia que requiera de mi

asistencia. No sé si se te haya olvidado algo que tanto te gustó de mi, Sarah. Lo que digo o me propongo, lo cumplo. -mi cuerpo se tensö

al escuchar aquello y cuando quise negarlo, él continuó. -No me estoy burlando de ti, es solo que… - hizo una breve pausa y las

comisuras de sus labios se elevaron un poco, mientras daba un paso adelante y rozó sus largos dedos en mi mano. -Esta situación se me

hace tan familiar. Sigues luciendo tan hermosa cuando te molestas y tratas de ocultarlo, pero tus mejillas sonrojadas te dejan en

evidencia, cuando eras mi esposa…

Su mano subió para tocar mi mejilla derecha, pero me aparté rápidamente haciendo que dejara las palabras en el aire.

Senti mi sangre hirviendo en mi sistema y no era más que de rabia por lo que estaba intentando.

Antes de dar la conversación por finalizada y marcharme de su lado para ir a mi asiento, lo miré sin una pizca de gracia.

No siga, Sr. Lancaster. Ya no soy su esposa.


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